La escasa información entregada por el jefe de los negociadores chilenos, señor Felipe Lopehandía (del ministerio de Relaciones Exteriores) aclara que a partir de la vigencia del tratado se aplicará un freno para nuevas leyes de protección efectiva al derecho a una alimentación sana y libre de transgénicos y agrotóxicos. Es decir, Monsanto y las transnacionales lograron, entre otros, eliminar el peligro de una futura ley de etiquetado de transgénicos o una moratoria a los cultivos transgénicos.
La actual normativa chilena sigue el modelo norteamericano impidiendo que los consumidores ejerzan el derecho a saber lo que comen. Se “congelará” de esta manera toda iniciativa que pueda orientar a las madres y familias, beneficiar a los consumidores y campesinos, si esta es contraria a los intereses de la industria alimentaria y biotecnológica tradicional. Sin moratoria, y con Ley Monsanto habrá nuevos estímulos legales para expandir el negocio de los transgénicos al mercado interno y de paso ahogar la agricultura familiar campesina y la agroecología.
Seguirán las empresas impunemente fumigando los campos chilenos con plaguicidas cancerígenos como el glifosato y usando insecticidas neonicotinoides que matan las abejas e insectos benéficos.
Toda normativa contraria sería objetada en tribunales especiales de arbitraje, externos al país, y denunciada por este tratado como obstáculos al comercio y la inversión. La agroecología no será una opción estimulada por el Estado, y tanto la agricultura orgánica como la biodinámica y la agroecología encontrarán serios obstáculos para poder desarrollarse en este contexto que extenderá la contaminación y el deterioro de suelos, aguas y biodiversidad.
Fuente : http://www.elciudadano.cl/2015/10/28/226466/tpp-y-monsanto-privatizaacion-de-la-semilla-y-del-acceso-a-informacion

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